¿Cuántos padres habrán recibido un
diagnóstico TEA dado por profesionales que van más allá y ejercen el papel de
adivinos? Es lamentable escuchar frases como "Su hijo es
autista...universitario no será" o "Podrá caminar, hablar y poco
más". Estas afirmaciones, aunque crueles, reflejan una triste realidad que
muchos padres enfrentan al recibir la noticia de la discapacidad de su hijo/a.
El choque emocional de aceptar esta realidad se ve agravado por el miedo y la
falta de conocimiento que suelen acompañar a estas duras palabras pronunciadas
por profesionales médicos.
Sin embargo, es importante recordar
que el autismo es un espectro tan amplio que nadie puede predecir con certeza
las habilidades que se adquirirán con el tiempo ni lo que el cerebro de una
persona autista será capaz de lograr en el futuro. Debemos evitar sufrir por
pronósticos carentes de empatía y comprender que cada individuo es único en su
desarrollo.
La aceptación del diagnóstico es un
proceso que implica atravesar diversas etapas, similar a un duelo por la
pérdida de las expectativas previas. Este camino no siempre está preparado, ya
que en general, las familias no cuentan con referentes que les sirvan de guía,
a diferencia de aquellos que tienen hijos neurotípicos. Por esta razón, es
fundamental buscar grupos de apoyo con circunstancias similares, donde se pueda
compartir experiencias y evitar caer en la negación que tanto afecta.
Una vez se le da nombre a los signos
y síntomas que se presentan, la atención temprana se vuelve fundamental. Es
necesario involucrar a todo el entorno del niño/a, ya que requiere un enfoque
integral que siente las bases para un proceso de por vida. El siguiente paso es
aceptar y convertirse en consumidor de información relevante que permita
comprender lo que sucede con el hijo/a, adquiriendo estrategias que faciliten
el día a día con la condición.
Además de consumir información, los
padres deben convertirse en grandes observadores. Esta habilidad les permitirá
conocer a su hijo/a en profundidad, anticipar crisis y prevenir conductas
disruptivas. La observación constante y el entendimiento de las necesidades
individuales de su hijo/a serán fundamentales en su desarrollo y bienestar a
largo plazo.
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